
Hola a todos.
No hace mucho leí algo que me llamó la atención. Es raro que alguien no haya escuchado la forma en la que Jesús entró triunfante en Jerusalén montado sobre cierto animal un domingo por la mañana.
El espectáculo hubiera sido digno de ver, ¿se imaginan?: gente entusiasmada en la calle, la multitud alineada haciéndole como un pasillo mientras que con ramas de palma agitadas por sus propias manos gritarían: "¡Hosana!". Y allí (como no), siempre atentos, los soldados romanos participando en esa escena mirando más que probablemente a la multitud de una manera desconfiada.
Y de repente, desde la cima del Monte de los Olivos, aparece Jesús montando en.... un asno. ¿No se preguntarían sus propios discípulos el por qué de esa extraña elección? Quizás olvidaron lo profetizado, pero en todo caso sucedió así: ese fue el animal que Cristo (el Mesías) escogió para la ocasión.
«Al encontrar un asno, Jesús montó sobre él, conforme a lo que está escrito: "No temas, hija de Sión; ya viene tu rey, montado sobre la cría de una asna". Al comienzo, sus discípulos no comprendieron esto. Pero cuando Jesús fue glorificado, recordaron que todo lo que le había sucedido era lo que estaba escrito acerca de él» (Juan 12:14-16).
A día de hoy es raro que no asociemos este animal como "tercos animales de carga" y además no muy apropiados o dignos para una cabalgata real. E incluso algún lector esté pensando en otra persona que por su actitud es tan terca como estos animales.
Pero si Jesús era el Rey Mesiánico que llegaba triunfante a su ciudad real (Jerusalén), ¿no debería haber llegado en una carroza digna de su posición o al menos montado en un majestuoso caballo?
Vamos a mirar este asunto y buscar una razón desde una perspectiva lingüística hebrea. Y es que en el mundo antiguo de la Biblia, la palabra hebrea usada para referirse a "asno" es "jamor" (חֲמוֹר). Y es aquí donde vamos a encontrar un significado mucho más noble y apropiado para la ocasión.
Dos de los apóstoles (Mateo y Juan) explican que era necesario que Jesús montara un asno para cumplir con los textos veterotestamentarios, es decir, con las Sagradas Escrituras Hebreas (para nosotros los cristianos, el Antiguo Testamento). Siglos antes, el profeta Zacarías había profetizado que el Mesías entraría en Jerusalén de la siguiente forma.
(Zacarías 9:9) «¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu Rey viene hacia ti; él es justo y victorioso, es humilde y está montado sobre un asno, sobre la cría de un asna».
Como muchos sabemos, en el antiguo Israel los asnos eran símbolos de paz y de humildad. Por eso no es de extrañar que encontremos a grandes patriarcas como Abrahán o como Jacob montados en asnos (y no en caballos). Hasta los jefes de Israel montaban en asnas blancas (Jueces 5:10).
Y es que Jesús tuvo acierto hasta para eso, en escoger lo más sencillo para ser recibido como el más grande. Prefirió un asno porque, y seamos francos, haber montado en un hermoso caballo no hubiera sido lo mismo ya que este otro animal era algo más bien para uso militar, usado por los reyes de este mundo y encima con algunos que incluso conquistaron Israel.
Los egipcios, los asirios, los babilonios... Todos ellos y en el mismo corazón de Israel habían hecho que la gente también tuviera un cierto temor hacia los caballos. Pero Jesús, al elegir un humilde asno, trató de asegurarle a la ciudad de Jerusalén que su reinado sería de... humildad, paz y salvación.
Espero que les haya gustado esta curiosidad, y si quieren pueden dejar un comentario.
Que Dios nuestro Señor Verdadero le bendiga a usted y a los suyos.
No hace mucho leí algo que me llamó la atención. Es raro que alguien no haya escuchado la forma en la que Jesús entró triunfante en Jerusalén montado sobre cierto animal un domingo por la mañana.
El espectáculo hubiera sido digno de ver, ¿se imaginan?: gente entusiasmada en la calle, la multitud alineada haciéndole como un pasillo mientras que con ramas de palma agitadas por sus propias manos gritarían: "¡Hosana!". Y allí (como no), siempre atentos, los soldados romanos participando en esa escena mirando más que probablemente a la multitud de una manera desconfiada.
Y de repente, desde la cima del Monte de los Olivos, aparece Jesús montando en.... un asno. ¿No se preguntarían sus propios discípulos el por qué de esa extraña elección? Quizás olvidaron lo profetizado, pero en todo caso sucedió así: ese fue el animal que Cristo (el Mesías) escogió para la ocasión.
«Al encontrar un asno, Jesús montó sobre él, conforme a lo que está escrito: "No temas, hija de Sión; ya viene tu rey, montado sobre la cría de una asna". Al comienzo, sus discípulos no comprendieron esto. Pero cuando Jesús fue glorificado, recordaron que todo lo que le había sucedido era lo que estaba escrito acerca de él» (Juan 12:14-16).
A día de hoy es raro que no asociemos este animal como "tercos animales de carga" y además no muy apropiados o dignos para una cabalgata real. E incluso algún lector esté pensando en otra persona que por su actitud es tan terca como estos animales.
Pero si Jesús era el Rey Mesiánico que llegaba triunfante a su ciudad real (Jerusalén), ¿no debería haber llegado en una carroza digna de su posición o al menos montado en un majestuoso caballo?
Vamos a mirar este asunto y buscar una razón desde una perspectiva lingüística hebrea. Y es que en el mundo antiguo de la Biblia, la palabra hebrea usada para referirse a "asno" es "jamor" (חֲמוֹר). Y es aquí donde vamos a encontrar un significado mucho más noble y apropiado para la ocasión.
Dos de los apóstoles (Mateo y Juan) explican que era necesario que Jesús montara un asno para cumplir con los textos veterotestamentarios, es decir, con las Sagradas Escrituras Hebreas (para nosotros los cristianos, el Antiguo Testamento). Siglos antes, el profeta Zacarías había profetizado que el Mesías entraría en Jerusalén de la siguiente forma.
(Zacarías 9:9) «¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu Rey viene hacia ti; él es justo y victorioso, es humilde y está montado sobre un asno, sobre la cría de un asna».
Como muchos sabemos, en el antiguo Israel los asnos eran símbolos de paz y de humildad. Por eso no es de extrañar que encontremos a grandes patriarcas como Abrahán o como Jacob montados en asnos (y no en caballos). Hasta los jefes de Israel montaban en asnas blancas (Jueces 5:10).
Y es que Jesús tuvo acierto hasta para eso, en escoger lo más sencillo para ser recibido como el más grande. Prefirió un asno porque, y seamos francos, haber montado en un hermoso caballo no hubiera sido lo mismo ya que este otro animal era algo más bien para uso militar, usado por los reyes de este mundo y encima con algunos que incluso conquistaron Israel.
Los egipcios, los asirios, los babilonios... Todos ellos y en el mismo corazón de Israel habían hecho que la gente también tuviera un cierto temor hacia los caballos. Pero Jesús, al elegir un humilde asno, trató de asegurarle a la ciudad de Jerusalén que su reinado sería de... humildad, paz y salvación.
Espero que les haya gustado esta curiosidad, y si quieren pueden dejar un comentario.
Que Dios nuestro Señor Verdadero le bendiga a usted y a los suyos.