Acerca de la APOSTASÍA

#1
Introducción:

Antes de comenzar con mencionar varios números del Catecismo de la Iglesia Católica (contenido que los sedevacantes toman, porque son enseñanzas de antaño, y fueron catequizados con el mismo Catecismo) diremos sencillamente lo que significa la Apostasía: ESTANDO EN LA IGLESIA VERDADERA, EL FELIGRÉS SENCILLAMENTE DICE "¡NO!" Y SE APARTA DE LA MISMA, SIENDO UN PECADO MUY GRAVE ESTA CUESTIÓN.

Ahora si, citaremos varios números referentes a este tema a continuación, previo a dar nuestros comentarios finales:

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De hecho, "en esta una y única Iglesia de Dios, aparecieron ya desde los primeros tiempos algunas escisiones que el apóstol reprueba severamente como condenables; y en siglos posteriores surgieron disensiones más amplias y comunidades no pequeñas se separaron de la comunión plena con la Iglesia católica y, a veces, no sin culpa de los hombres de ambas partes" (UR 3). Tales rupturas que lesionan la unidad del Cuerpo de Cristo (se distingue la herejía, la apostasía y el cisma [cf CIC can. 751]) no se producen sin el pecado de los hombres:

Ubi peccata sunt, ibi est multitudo, ibi schismata, ibi haereses, ibi discussiones. Ubi autem virtus, ibi singularitas, ibi unio, ex quo omnium credentium erat cor unum et anima una ("Donde hay pecados, allí hay desunión, cismas, herejías, discusiones. Pero donde hay virtud, allí hay unión, de donde resultaba que todos los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma" Orígenes, hom. in Ezech. 9, 1).



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Los que nacen hoy en las comunidades surgidas de tales rupturas "y son instruidos en la fe de Cristo, no pueden ser acusados del pecado de la separación y la Iglesia católica los abraza con respeto y amor fraternos... justificados por la fe en el bautismo, se han incorporado a Cristo; por tanto, con todo derecho se honran con el nombre de cristianos y son reconocidos con razón por los hijos de la Iglesia católica como hermanos en el Señor" (UR 3).

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Además, "muchos elementos de santificación y de verdad" (LG 8) existen fuera de los límites visibles de la Iglesia Católica: "la palabra de Dios escrita, la vida de la gracia, la fe, la esperanza y la caridad y otros dones interiores del Espíritu Santo y los elementos visibles" (UR 3; cf LG 15). El Espíritu de Cristo se sirve de estas Iglesias y comunidades eclesiales como medios de salvación cuya fuerza viene de la plenitud de gracia y de verdad que Cristo ha confiado a la Iglesia católica. Todos estos bienes provienen de Cristo y conducen a Él (cf UR 3) y de por sí impelen a "la unidad católica" (LG 8).

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Aquella unidad "que Cristo concedió desde el principio a la Iglesia... creemos que subsiste indefectible en la Iglesia católica y esperamos que crezca hasta la consumación de los tiempos" (UR 4). Cristo da permanentemente a su Iglesia el don de la unidad, pero la Iglesia debe orar y trabajar siempre para mantener, reforzar y perfeccionar la unidad que Cristo quiere para ella. Por eso Cristo mismo rogó en la hora de su Pasión, y no cesa de rogar al Padre por la unidad de sus discípulos: "Que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos sean también uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado" ( Jua_17:21). El deseo de volver a encontrar la unidad de todos los cristianos es un don de Cristo y un llamamiento del Espíritu Santo (cf UR 1).

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Para responder adecuadamente a este llamamiento se exige:

una renovación permanente de la Iglesia en una fidelidad mayor a su vocación. Esta renovación es el alma del movimiento hacia la unidad (UR 6);

la conversión del corazón para "llevar una vida más pura, según el Evangelio" (cf UR 7), porque la infidelidad de los miembros al don de Cristo es la causa de las divisiones;

la oración en común, porque "esta conversión del corazón y santidad de vida, junto con las oraciones privadas y públicas por la unidad de los cristianos, deben considerarse como el alma de todo el movimiento ecuménico, y pueden llamarse con razón ecumenismo espiritual" (cf UR 8);

el fraterno conocimiento recíproco (cf UR 9);

la formación ecuménica de los fieles y especialmente de los sacerdotes (cf UR 10);

el diálogo entre los teólogos y los encuentros entre los cristianos de diferentes Iglesias y comunidades (cf UR 4, 9, 11);

la colaboración entre cristianos en los diferentes campos de servicio a los hombres (cf UR 12).

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"La preocupación por el restablecimiento de la unión atañe a la Iglesia entera, tanto a los fieles como a los pastores" (cf UR 5). Pero hay que ser "conocedor de que este santo propósito de reconciliar a todos los cristianos en la unidad de la única Iglesia de Jesucristo excede las fuerzas y la capacidad humana". Por eso hay que poner toda la esperanza "en la oración de Cristo por la Iglesia, en el amor del Padre para con nosotros, y en el poder del Espíritu Santo" (UR 24).

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"La fe confiesa que la Iglesia... no puede dejar de ser santa. En efecto, Cristo, el Hijo de Dios, a quien con el Padre y con el Espíritu se proclama 'el solo santo', amó a su Iglesia como a su esposa. Él se entregó por ella para santificarla, la unió a sí mismo como su propio cuerpo y la llenó del don del Espíritu Santo para gloria de Dios" (LG 39). La Iglesia es, pues, "el Pueblo santo de Dios" (LG 12), y sus miembros son llamados "santos" (cf  Hch_9:13;  1Co_6:1;  1Co_16:1).

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La Iglesia, unida a Cristo, está santificada por Él; por Él y con Él, ella también ha sido hecha santificadora. Todas las obras de la Iglesia se esfuerzan en conseguir "la santificación de los hombres en Cristo y la glorificación de Dios" (SC 10). En la Iglesia es en donde está depositada "la plenitud total de los meDios de salvación" (UR 3). Es en ella donde "conseguimos la santidad por la gracia de Dios" (LG 48).

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"La Iglesia, en efecto, ya en la tierra se caracteriza por una verdadera santidad, aunque todavía imperfecta" (LG 48). En sus miembros, la santidad perfecta está todavía por alcanzar: "Todos los cristianos, de cualquier estado o condición, están llamados cada uno por su propio camino, a la perfección de la santidad, cuyo modelo es el mismo Padre" (LG 11).

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La caridad es el alma de la santidad a la que todos están llamados: "dirige todos los medios de santificación, los informa y los lleva a su fin" (LG 42):

Comprendí que si la Iglesia tenía un cuerpo, compuesto por diferentes miembros, el más necesario, el más noble de todos no le faltaba, comprendí que la Iglesia tenía un corazón, que este corazón estaba ARDIENDO DE AMOR. Comprendí que el Amor solo hacía obrar a los miembros de la Iglesia, que si el Amor llegara a apagarse, los Apóstoles ya no anunciarían el Evangelio, los Mártires rehusarían verter su sangre... Comprendí que EL AMOR ENCERRABA TODAS LAS VOCACIONES. QUE EL AMOR ERA TODO, QUE ABARCABA TODOS LOS TIEMPOS Y TODOS LOS LUGARES... EN UNA PALABRA, QUE ES ¡ETERNO! (Santa Teresa del Niño Jesús, ms. autob. B 3v).


(buscar Catecismo de la Iglesia Católica y seguir leyendo hasta el número 829)

Comentarios de nuestra Editorial:

Con cuanta ternura Santa Teresa del Niño Jesús, describía a la Iglesia, citando las palabras de San Pablo:
1Co 12:24 Pues nuestras partes honestas no lo necesitan. Dios ha formado el cuerpo dando más honor a los miembros que carecían de él,
1Co 12:25 para que no hubiera división alguna en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocuparan lo mismo los unos de los otros.
1Co 12:26 Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él. Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte en su gozo.


Si el lector, es sedevacante, habla mal de la Iglesia Católica, y dice ser católico, entonces usted está podrido. No son nuestras palabras, sino las del mismo San Pablo.
Y quien habla mal del Papa, se maldice a si mismo. Tampoco son nuestras palabras, sino de la misma Biblia:
Pro 20:20 Al que maldice a su padre y a su madre, se le extinguirá su lámpara en medio de tinieblas.

Pro 30:8 Aleja de mí la mentira y la palabra engañosa; no me des pobreza ni riqueza, déjame gustar mi bocado de pan,
Pro 30:9 no sea que llegue a hartarme y reniegue, y diga: «¿Quién es Yahveh?». o no sea que, siendo pobre, me dé al robo, e injurie el nombre de mi Dios.
Pro 30:10 No calumnies a un siervo ante su amo no sea que te maldiga y tengas que pagar la pena.
Pro 30:11 Hay gente que maldice a su padre, y a su madre no bendice,
Pro 30:12 gente que se cree pura y no está limpia de su mancha,
Pro 30:13 ¡gente de qué altivos ojos, cuyos párpados se alzan!;
Pro 30:14 gente cuyos dientes son espadas, y sus mandíbulas cuchillos, para devorar a los desvalidos echándolos del país y a los pobres de entre los hombres.
Pro 30:15 La sanguijuela tiene dos hijas: «¡Daca, daca!» Hay tres cosas insaciables y cuatro que no dicen: «¡Basta!»
Pro 30:16 El seol, el seno estéril, la tierra que no se sacia de agua, y el fuego que no dice: «¡Basta!»
Pro 30:17 Al ojo que se ríe del padre y desprecia la obediencia de una madre, lo picotearán los cuervos del torrente, los aguiluchos lo devorarán.



Siendo en este caso, la Madre Iglesia con sus enseñanzas, y el Papa, el padre.
Sir 4:6 Pues si maldice en la amargura de su alma, su Hacedor escuchará su imprecación.
Sir 4:7 Hazte querer de la asamblea, ante un grande baja tu cabeza.
Sir 4:8 Inclina al pobre tus oídos, responde a su saludo de paz con dulzura.
Sir 4:9 Arranca al oprimido de manos del opresor, y a la hora de juzgar no seas pusilánime.
Sir 4:10 Sé para los huérfanos un padre, haz con su madre lo que hizo su marido. Y serás como un hijo del Altísimo; él te amará más que tu madre.
Sir 4:11 La sabiduría a sus hijos exalta, y cuida de los que la buscan.
Sir 4:12 El que la ama, ama la vida, los que en su busca madrugan serán colmados de contento.
Sir 4:13 El que la posee tendrá gloria en herencia, dondequiera que él entre, le bendecirá el Señor.
Sir 4:14 Los que la sirven, rinden culto al Santo, a los que la aman, los ama el Señor.
Sir 4:15 El que la escucha, juzgará a las naciones, el que la sigue, su tienda montará en seguro.
Sir 4:16 Si se confía a ella, la poseerá en herencia, y su posteridad seguirá poseyéndola.
Sir 4:17 Pues, al principio, le llevará por recovecos, miedo y pavor hará caer sobre él, con su disciplina le atormentará hasta que tenga confianza en su alma y le pondrá a prueba con sus preceptos,
Sir 4:18 mas luego le volverá al camino recto, le regocijará y le revelará sus secretos.
Sir 4:19 Que si él se descarría, le abandonará, y le dejará a merced de su propia caída.
Sir 4:20 Ten en cuenta el momento y guárdate del mal, no te avergüences de ti mismo.
Sir 4:21 Porque hay una vergüenza que conduce al pecado, y otra vergüenza hay que es gloria y gracia.

Sir 4:22 No tengas miramientos en contra de ti mismo, y no mudes de color por tu caída.
Sir 4:23 No contengas la palabra cuando pueda salvar, y no escondas tu sabiduría.
Sir 4:24 Que la sabiduría se da a conocer en la palabra, y la educación en los discursos de la lengua.
Sir 4:25 A la verdad no contradigas, mas ruborízate de no estar educado.
Sir 4:26 No te avergüences de confesar tus pecados, no te opongas a la corriente del río.
Sir 4:27 No te aplanes ante el hombre insensato, ni tengas miramiento al poderoso.
Sir 4:28 Hasta la muerte por la verdad combate, y el Señor Dios peleará por ti.



Todos estos pasajes derivan en un mismo concepto: Quien se aparta de la Iglesia, apartándose de la verdad, y hablando mal de ella, sólo se MALDICE A SÍ MISMO, ¿Por qué? Porque habiendo conocido las verdades de la Iglesia que por 2000 años predicó, se la niega, y no sólo eso, hay personas que han puesto en marcha sitios con el único fin de predicar OTRO Evangelio.

Núm 18:14 Cuanto caiga bajo el anatema en Israel, será para ti.

1Co 12:3 Por eso os hago saber que nadie, hablando con el Espíritu de Dios, puede decir: «¡Anatema es Jesús!»; y nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino con el Espíritu Santo.
1Co 12:4 Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo;
1Co 12:5 diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo;
1Co 12:6 diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra en todos.
1Co 12:7 A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común,


¿Acaso alguien puede decir que el Cuerpo de Cristo, que es su Iglesia, es anatema? ¿que fue cambiada? San Pablo dice que NO. Al menos no provendrán esas palabras mediante el Espíritu de Dios.
¿Acaso puede haber un sacerdocio distinto, post concilio, pre conciliar? San Pablo dice que no, pues el Espíritu es el mismo. 
Esta Editorial no entiende a qué refieren los sedevacantes a la hora de autodenominarse católicos tradicionalistas, cuando son sólo protestantes que hablan con un lenguaje pseudo-católico.

Rom 9:1 Digo la verdad en Cristo, no miento, - mi conciencia me lo atestigua en el Espíritu Santo -,
Rom 9:2 siento una gran tristeza y un dolor incesante en el corazón.
Rom 9:3 Pues desearía ser yo mismo anatema, separado de Cristo, por mis hermanos, los de mi raza según la carne,
Rom 9:4 - los israelitas -, de los cuales es la adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas,
Rom 9:5 y los patriarcas; de los cuales también procede Cristo según la carne, el cual está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén.
Rom 9:6 No es que haya fallado la palabra de Dios. Pues no todos los descendientes de Israel son Israel.
Rom 9:7 Ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos. Sino que «por Isaac llevará tu nombre una descendencia»;
Rom 9:8 es decir: no son hijos de Dios los hijos según la carne, sino que los hijos de la promesa se cuentan como descendencia.
Rom 9:9 Porque éstas son las palabras de la promesa: «Por este tiempo volveré; y Sara tendrá un hijo.»



Anoticiamos que esta sección, queda cerrada al público, pero católico en comunión en Roma puede solicitar reapertura de sección para poder publicar algo, y aquellos sedevacantes que quieran publicar una réplica, será posible previo a solicitar IMPRIMATUM, pues se supone que son pre-conciliares, por tanto no pueden andar predicando el Evangelio sin permisos, que son posteriores al Concilio Vaticano II. A las personas "pre-conciliares", los trataremos bajo sus términos.
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