Nro. de Pontificado: 264
Tiempo de Pontificado: Elegido el 16/10/1978, murió el 2/4/2005
Lugar de nacimiento: Wadowice, Polonia (18 de mayo de 1920)
Reseña:
Fue el primer Papa no italiano desde 1523 (Papa Adrián VI). La orientación enérgica y eficaz de su Pontificado, sus declaraciones doctrinales y sus viajes por todo el mundo (sin precedentes) realzaron la importancia del Papado tanto dentro como fuera de la Iglesia Católica.
Karol Wojtyla, su nombre secular, fue bautizado por el sacerdote Franciszek Zak el 20 de junio de 1920 en la Iglesia parroquial de Wadowice; a los 9 años tomó la Primera Comunión, y a los 18 recibió la Confirmación. Estudió Poesía y Teatro en la Universidad de Cracovia. Durante la II Guerra Mundial trabajó en una cantera de piedra y en una fábrica química mientras estudiaba Teología (los nazis habían cerrado la Universidad (en 1939) por lo tanto tuvo que interrumpir sus estudios y dedicarse a trabajar, tras la caída del régimen, pudo continuar los mismos en el Seminario Mayor, que funcionaba de forma clandestina ya desde 1942). Ordenado sacerdote el 1 de noviembre de 1946, se doctoró dos años más tarde en Filosofía por el Instituto Angelicum de Roma y en Teología por la Universidad Católica de Lublin (su tesis se tituló El acto de fe en la doctrina de san Juan de la Cruz y versó sobre este místico español). Fue capellán universitario y profesor de Ética en Cracovia y Lublin hasta que, en 1958, resultó nombrado Obispo Auxiliar de Cracovia. Su orientación filosófica, muy influida por Max Scheler, integró los métodos e ideas de la fenomenología en la filosofía Tomista. En 1960, bajo el seudónimo de Andrzej Jawien, publicó una obra de teatro: La joyería.
Consagrado Obispo en 1958, en 1964 fue nombrado Arzobispo de Cracovia y el 26 de junio de 1967 Cardenal. Participó de forma muy activa en el Concilio Vaticano II y representó a la Iglesia de su país en cinco sínodos episcopales internacionales celebrados entre 1967 y 1977. Tras la muerte de Juan Pablo I, tomando el mismo nombre compuesto fue elegido Papa el 16/10/1978, siendo el segundo Papa en adoptar dos nombres en la historia. Además de continuar su prolífica obra escrita (en la que deben ser citados sus trabajos Amor responsable y fructífero y Signo de contradicción, ambos títulos publicados en 1979), especial consideración merecen sus encíclicas. La primera de ellas, Redemptor hominis (1979), demuestra la conexión entre la redención de Jesucristo y la dignidad humana. Otras posteriores fueron: Dives in misericordia (1980, acerca del papel de la misericordia en la vida humana), Laborem exercens (1981, sobre el trabajo), Slavorum apostoli (1985, sobre la posición de la Iglesia en Europa Oriental), Dominum et vivificantem (1986, que planteaba las virtudes de la Doctrina Católica frente a las creencias ateas y materialistas), Redemptoris Mater (1987, que resaltaba el papel de la Virgen María como fuente de unidad cristiana), Sollicitudo rei socialis (1987, acerca de la influencia de los problemas económicos y sociales), Centesimus annus (1991, conmemorando el centenario de la encíclica Rerum novarum de León XIII, que criticaba tanto el marxismo como el liberalismo extremo), Veritatis splendor (1993), Evangelium vitae (1995), Ut unum sint (1995) y Fides et ratio (1998, acerca de las relaciones entre la Fe y la razón). Después de revisar el hasta entonces vigente, el 25 de enero de 1983 promulgó el nuevo Código de Derecho Canónico de la Iglesia Católica, que entró en vigor el 27 de noviembre de ese mismo año. Además, el 11 de octubre de 1992 aprobó el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica. En 2004 fue presentado su último libro, Memoria e identidad. Conversación entre milenios, transcrito a partir de una larga conversación que mantuvo el Papa en 1993 con dos profesores de filosofía política polacos, Josef Tishner y Krystof Michalski, en su residencia veraniega de Castel Gandolfo.
Juan Pablo II se opuso al proceso de secularización eclesiástica. Redefiniendo las responsabilidades de los laicos, los sacerdotes y las órdenes religiosas, rechazó la ordenación sacerdotal femenina (1Co 14, 34-36) y el nombramiento de sacerdotes para ocupar cargos oficiales o su participación directa en la política (Stg 4, 3-4). Sus gestiones ecuménicas iniciales se dirigieron más hacia la Iglesia ortodoxa y la Iglesia anglicana que hacia el protestantismo. Actor importante en la caída del comunismo, influyó en la restauración de la democracia y la libertad religiosa en Europa Oriental, sobre todo en su Polonia natal, y trató de luchar con energía contra los disidentes en el seno de la Iglesia. Reafirmó la posición católica a favor del celibato sacerdotal y contra la homosexualidad, el aborto y el control de natalidad. A este respecto, en 1994 realizó distintas gestiones junto a musulmanes conservadores para intentar aminorar las declaraciones efectuadas en El Cairo (Egipto) por la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de las Naciones Unidas. En su obra más conocida, Cruzando el umbral de la esperanza (1994), desarrolló muchas de las posiciones ideológicas que habían caracterizado a su papado.
La inminencia del nuevo milenio implicó una intensa actividad por parte de Juan Pablo II, que manifestó en múltiples ocasiones su deseo de que la Iglesia ingresara “purificada” en aquél. Así, en los meses de julio y agosto de 1999 realizó numerosas e innovadoras definiciones teológicas acerca del cielo (“no es una abstracción ni un lugar físico entre las nubes, sino una relación viva y personal con Dios”), el infierno (“situación de quien se aparta de modo libre y definitivo de Dios”), del purgatorio (“estado provisional de purificación”) y de Satanás (“vencido definitivamente; Jesús nos ha liberado de su temor”).
La proclamación de 2000 como año del Gran Jubileo estuvo rodeada de algunos de los hechos vitales de su Pontificado. El 18 de enero, durante la 33ª Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, abrió la Puerta Santa de la basílica de San Pablo Extramuros junto al metropolitano Atanasio (delegado de Bartolomeo I, Patriarca ecuménico de Constantinopla y jefe de la Iglesia Ortodoxa) y George Carey (arzobispo de Canterbury y jefe de la Iglesia anglicana), para que a continuación la cruzaran representantes de otras 22 iglesias y ritos cristianos. Este acto, que simbolizaba la reconciliación ecuménica de la comunidad cristiana, culminó con unas palabras de Juan Pablo II pidiendo “perdón a Cristo por todo aquello que en la historia de la Iglesia haya perjudicado su proyecto de unidad”. El 12 de marzo de ese mismo año celebró un acto litúrgico solemne en la Basílica de San Pedro en el cual pidió nuevamente perdón por los pecados cometidos por “los hijos de la Iglesia” en sus 2.000 años de historia; sus claras alusiones a los cismas, a las Cruzadas, a la Inquisición, y a la actitud mantenida hacia el pueblo de Israel, las mujeres y los más desposeídos, fueron seguidas de un ferviente propósito de enmienda. Pocos días antes se había hecho público un documento, Memoria y reconciliación, elaborado por la Comisión Teológica Internacional (presidida por el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger, quien sería posteriormente el futuro Papa Benedicto XVI).
Juan Pablo II no dejó en ningún momento de realizar numerosos viajes apostólicos, generalmente a puntos conflictivos de la escena política internacional. En noviembre de 1996 se entrevistó en la Ciudad del Vaticano con el líder cubano Fidel Castro y en diciembre de ese mismo año con el ya citado George Carey, arzobispo de Canterbury. En 1997 visitó Sarajevo (Bosnia-Herzegovina), la República Checa, Líbano, Polonia, Francia y Brasil. Esta actividad alcanzó tintes históricos entre los días 21 y 25 de enero de 1998, cuando viajó a Cuba (según lo acordado en la antedicha entrevista con Castro) y, en sus distintos mensajes al pueblo de aquel país, incidió en temas tan controvertidos como los Derechos Humanos, la situación de los exiliados y sus familias, la libertad de educación, la situación de la Iglesia en Cuba o el que consideró “éticamente inaceptable” al bloqueo económico sufrido por la isla. A lo largo del mes de febrero de 2000, Juan Pablo II también realizó dos significativas visitas a Egipto y Tierra Santa. Pese al progresivo deterioro de su salud, continuó su actividad apostólica a través de numerosos viajes, como por ejemplo el que le llevó en julio y agosto de 2002 a Canadá, Guatemala y México, en el transcurso del cual canonizó a Pedro de Bethencourt y a Juan Diego, y en mayo de 2003 a España, donde canonizó, entre otros, a Pedro Poveda.
La ya mala salud del Pontífice se agravó durante los primeros meses de 2005, y concitó la atención masiva de los medios de comunicación mundiales. Tras realizársele una traqueotomía que deparó al mundo la imagen de un Papa sin voz y cierta polémica sobre el sentido de su continuidad al frente del Vaticano, Juan Pablo II falleció el 2 de abril. Su muerte, pese a no constituir una sorpresa, supuso una auténtica conmoción planetaria. Inmediatamente recibió el apelativo Juan Pablo II El Grande. Su funeral, celebrado en la romana plaza de San Pedro, fue el más concurrido de la historia de la humanidad. Asistieron a él más de 3 millones de personas, y honraron su memoria jefes de Estado y gobierno de más de doscientos países, así como representantes de las grandes religiones del mundo.
El 28 de abril, el Papa Benedicto XVI dispensó del tiempo de cinco años de espera tras la muerte para iniciar la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II. La causa la abrió oficialmente el cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma, el 28 de junio de 2005.
El Papa Benedicto XVI lo beatificó el 1 de mayo de 2011. El Santo Padre Francisco lo canonizó, junto a Juan XXIII, el 27 de abril del 2014.