Nro. de Pontificado: 261

Tiempo de Pontificado: Elegido el 28/10/1958, murió el 3/6/1963

Lugar de nacimiento: Sotto il Monte, cerca de Bérgamo (25 de noviembre de 1881)

Reseña:
Ángel José Roncalli nació el 25 de noviembre de 1881 en Soto il Monte (Bérgamo) de una familia de labradores, siendo, entre diez hijos, el mayor de los varones. En 1892 inició sus estudios en el Seminario de Bérgamo; en 1900 pasó a Roma, al Colegio Cerasola, en donde se graduó en Teología. El 10 de agosto de 1904 es ordenado sacerdote y celebra su primera misa sobre la tumba de San Pedro. De 1904 a 1914 es secretario particular del obispo de Bérgamo. De 1914 a 1918 sirve en el ejército, primero como sargento de Sanidad y luego como capellán castrense. Al terminar la guerra y hasta 1921 se le confía el cargo de director espiritual del Seminario de Bérgamo, de donde pasa a Roma, a la Sagrada Congregación de Bérgamo, de donde pasa a Roma, a la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, hasta 1925, siendo también profesor de Patrología en el Pontificio Seminario Lateranense. El 19 de marzo de 1925 es consagrado arzobispo y enviado como Visitador apostólico a Bulgaria, hasta 1935, en que pasa a Ankara como Visitador y Delegado apostólico de Turquía y Grecia. En diciembre de 1944 se le nombra Nuncio en París hasta 1953; el 12 de enero de este año es creado cardenal y tres días después se le nombra Patriarca de Venecia. En 1954 va como legado pontificio a Beirut y en 1958 con la misma representación a Lourdes. Finalmente, el 28 de octubre de 1958 es exaltado al Supremo Pontificado y toma el nombre de Juan XXIII en recuerdo y homenaje a su padre y a los grandes Juanes, Bautista y Evangelista. Fue coronado el 4 de noviembre de 1958.
Después del Pontificado de Pío XII, que nunca había sido obispo residencial, es interesante notar el hecho de que ha llegado al Vaticano un Papa “Pastor”; es decir, cargado de recientes experiencias pastorales de trato con el pueblo y con los sacerdotes, sin olvidar que se trata también de un distinguido diplomático con excepcionales experiencias en el campo político.
Juan XXIII se distingue particularmente por ser un hombre pacífico y jovial, sencillo y santo, sabio y cargado de experiencia. En brevísimo tiempo conquistó la simpatía universal y ha dejado entrever desde un principio un interesantísimo bosquejo de lo que sería su Pontificado. Una de sus primeras disposiciones fue ampliar el número tradicional de los componentes del Sacro Colegio Cardinalicio y anunciar el Concilio Ecuménico que no finalizaría bajo su Pontificado.
Con su bula Humanae salutis proclamó el 21º Concilio Ecuménico Vaticano II (11/10/1962). El tema del concilio: vida litúrgica, relaciones sociales, la Iglesia y el mundo moderno, con el objetivo de llevar a cabo la renovación de la vida religiosa católica gracias a la modernización (aggiornamento) de la enseñanza, la disciplina y la organización de la Iglesia, así como alentar la unificación de los cristianos, extender el ecumenismo eclesiástico y posibilitar el acercamiento a otras creencias. Sus escasas intervenciones en el Concilio (que finalizó después de su muerte) apoyaron el movimiento por el cambio al que la mayoría de los delegados era favorable. También escribió siete encíclicas, entre ellas Mater et magistra (1961), que enfatiza la dignidad individual como base de las instituciones sociales, y Pacem in terris (1963), que exhortó a la cooperación internacional por la paz y la justicia, y al compromiso de la Iglesia a interesarse por los problemas de toda la humanidad.
La apertura de Juan XXIII hacia otras religiones se hizo patente con la creación en 1960 del Secretariado para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, en sus contactos con la Iglesia ortodoxa, con los líderes protestantes, con el Consejo Mundial de las Iglesias, y por su fomento del diálogo con los judíos. Su certero sentido diplomático y su popularidad le convirtieron en una figura influyente en el orden internacional.
Juan XXIII se vanaglorió de su origen campesino y, aunque no fue un teórico profundo, era un hombre culto; entre sus obras eruditas destaca un estudio de cinco volúmenes sobre san Carlos Borromeo. Sus diarios, publicados con el título de Diario de un alma (1965) y Cartas a su familia (1969), expresan la profunda sencillez y humildad de su vida espiritual. Su tolerancia, optimismo y genial personalidad le granjearon el cariño de millones de personas dentro y fuera de la Iglesia, y al final de su pontificado ya era el Papa más querido de la época moderna. Murió el 30 de junio de 1963 en el Vaticano. Su proceso de beatificación, iniciado por Pablo VI en 1965, fue concluido por Juan Pablo II en 2000

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